La osteopatía es una técnica de tratamiento manual cuyo fundamento es analizar y corregir pérdidas de movilidad o desequilibrios del cuerpo. Dichos trastornos pueden producirse por el sedentarismo, malas posiciones, esfuerzos intensos, estrés, accidentes, enfermedades u otras causas.
Una de sus principales características es estudiar la relación entre los distintos sistemas que componen nuestro organismo (músculos, huesos, ligamentos, tendones…) y analizar el impacto que puede tener un trastorno en un punto concreto para el resto del cuerpo. En este sentido, esta disciplina incide mucho en buscar la causa que da origen a cada disfunción, lo cual corresponde plenamente con nuestra filosofía de tratamientos en Getaris.
Las técnicas osteopáticas suelen resultar útiles para tratar las siguientes patología:
Sistema muscular: lumbalgias, tendinitis, cervicalgias, esguinces, dolores tras un traumatismo importante (deportivo, de circulación etc.), dolores debidos a malas posturas…
Sistema neurológico: ciáticas, neuralgias cervico-braquiales, pinzamientos nerviosos, neuralgias de origen vertebral o síndromes compresivos periféricos…
Sistema neurovegetativo: dolores de cabeza, cefaleas y síndromes migrañosos, vértigos…
La osteopatía estudia todos los movimientos articulares, por pequeños que estos sean, y busca posibles pérdidas de movilidad y/o posibles desequilibrios. Ante este tipo de restricciones, el cuerpo tiende a adaptarse para evitar crear dolor en dicha zona y para que la función no se vea alterada.
Pongamos a modo de ejemplo, que una persona se golpea el pie, provocándole un dolor en la parte exterior del mismo. De manera más o menos consciente (dependiendo del tipo de lesión), tenderemos a andar apoyando el peso sobre la parte interior del pie. No es la forma equilibrada y natural de hacerlo, pero lo importante para el cuerpo es que aliviamos el dolor y mantenemos la función (en este caso poder andar y desplazarnos).
El problema es que este nuevo equilibrio se alcanza a expensas del verdaderamente saludable, lo cual puede llegar a provocar una serie de trastornos y disfunciones, que con el tiempo alterarán uno o varios sistemas del cuerpo.
En nuestro ejemplo, andar con la parte interior del pie no es la manera en que el cuerpo está diseñado para hacerlo, y puede por tanto provocar trastornos referidos: un desequilibrio en el tobillo, que se puede traducir en un trastorno de rodilla e incluso en un problema de cadera.
Así pues, lo que defiende la osteopatía en el caso de un paciente con dolor de rodilla, es que no es suficiente restablecer el equilibrio en la misma, puesto que el problema puede venir referido por algún problema de alguna otra parte del cuerpo. Lo lógico es por tanto investigar el origen del problema y tratar tanto el origen como todos los desequilibrios que haya podido desencadenar.