La Epicondilitis o comúnmente conocida como “codo de tenista”, es un tendinopatía del complejo muscular de los extensores del antebrazo. Su prevalencia en la sociedad oscila entre el 1 y el 3%, siendo más probable padecer dicha patología entre los 35 y los 54 años.
Debido a una falsa sensación de recuperación, el periodo de evolución suele estar en torno a los 2 años debido a que solemos presentar recaídas, siendo éstas difíciles de manejar debido a su asintomatología, o lo que es lo mismo, no “nos duele”.
Aquí es donde nos suele surgir la duda, cuando tengo y cuando no tengo la famosa tendinitis. Pues bien, las causas más comunes que me llevan a ese daño del tendón son las siguientes:
¿Cómo puedo confirmar a nivel visual que tengo tendinopatía? Por norma general vamos a encontrar mediante ecografía signos de degeneración en el tendón, presencia de fibroblastos y colágeno desorganizado, y por último hiperalgesia vascular.
Todo esto te sonará a chino, es normal, por eso vamos a lo que de verdad es relevante para ti, el DOLOR. Normalmente va a estar en el epicóndilo pero puede expandirse hacia el hombro o la muñeca. Y suele desencadenarse por ejercer presión sobre el tendón conjunto, resistir la extensión de la muñeca o del 3 dedo y al realizar estiramientos.
Y por último vamos a hablar de cómo podemos ayudarte a ti desde la fisioterapia. Por supuesto vamos a encontrar beneficios para reducir el dolor y mejorar el rango de movimiento de la articulación del codo y la muñeca.
Todo ello lo vamos a conseguir con las diferentes técnicas que llevamos a cabo, pero además me gustaría hacer una mención especial al trabajo activo, presentes o no síntomas relacionados con una tendinopatía. Tras realizar ejercicios terapéuticos se interrumpe el flujo de sangre en los neovasos temporalmente (Aquello que hablamos anteriormente sobre la hiperalgesia vascular), se generan estímulos mecánicos constantes que favorecen la regeneración del tendón y aumenta la síntesis de colágeno en el tendón dañado.